lunes, 25 de septiembre de 2017

PSICOPATOLOGÍAS DE LA SEDUCCIÓN

La seducción es un proceso que proviene de motivaciones internas que tienen que ver con nuestras historias de apego, nuestra sensibilidad, gustos, preferencias y motivaciones.

Algunas personas que han tenido interacciones relacionales traumáticas en la infancia o en la adolescencia con personas significativas, pueden luego tener dificultades para experimentar una  saludable seducción.

Entre las patologías más frecuentes de la seducción patológica están:

-El masoquismo: Aquellas personas que continuamente fracasan en sus relaciones de conquista o de seducción o que reiteradamente se comprometen con personas que las hacen sufrir (por su falta de compromiso, el modo de tratarlas o su inaccesibilidad emocional o física). Las personas masoquistas suelen seducir a otras necesitadas de afecto, cariño o valor pero luego no reciben nada a cambio o bien son personas que se dan tan poco valor que no se atreven nunca a ir a buscar lo que les gusta de verdad. 

-Los narcisistas: Aquellos que tienen por defensa la creencia de ser mejores que los demás, de no necesitar de nadie y en caso de necesitarlo que sea para darse más valor a si mismos. Estas personas suelen tener perfiles seductores compulsivos donde hay relaciones sólo sexuales (promiscuidad sexual) o bien relaciones amorosas con parejas que les otorgan valor social, estético o profesional (los tipos de relaciones dónde el otro es una extensión de uno mismo o un objeto del otro). 

-Los paranoicos:  Son personas que son incapaces de seducir a nadie porque el miedo a ser heridos, a que se burlen de ellos, a hacer el ridículo o sufrir son mayores que el riesgo emocional que conlleva el ir a conocer a alguien que te gusta. Suelen poner muchas pegas a los demás y tomarse todo de modo inadecuado o negativo. Sospechan de todo y malinterpretan con frecuencia a los demás, si inician algo con alguien son celosos, suspicaces y posesivos limitando así su atractivo de cara a los demás.

Cuando una persona tiene integrada su identidad (sabe quien es, acepta lo que le gusta y se atreve a ir a buscarlo), sólo entonces tendrá una seducción saludable, donde se disfruta del placer de dar y recibir, notar sensaciones y sentimientos y poderlos disfrutar y jugar para irse conociendo desde la confianza.


INGREDIENTES DE UNA RELACIÓN AMOROSA SATISFACTORIA

En muchas relaciones amorosas las parejas pueden llegar al aburrimiento por una falta de satisfacción de necesidades sexuales y emocionales profundas. A menudo la elección de pareja ha sido errónea, fundamentalmente cuando hemos escogido una relación para llenar o compensar un vacío afectivo o cuando no pudiendo soportarnos a nosotr@s mism@s iniciamos algo esperando mejorar. 

En otras situaciones, la elección puede haber sido adecuada pero el día a día, la rutina, y los problemas personales o relacionales nos pueden llevar a conflictos, separaciones e insatisfacción.

Cuando ello ocurre es necesario indagar en los ingredientes de la relación que han podido llevar al estancamiento, entre ellos Kernberg menciona algunos: 

-Idealizar a la otra persona. Poder valorar y ver a la otra persona desde una visión integradora de su belleza interna y externa. Muchas personas que no son capaces de ver la belleza interior o exterior de sus parejas, cuando pasan los años y ell@s envejecen, no soportan lo que les supone un deterioro, mientras que la persona que sabe idealizar al otro y admirarla, puede ver el paso del tiempo como una mejora, como una adquisición de valor corporal y psíquico. 

-Necesitar a nuestra pareja. Es importante que en una relación sintamos que el otro nos da cosas importantes, nos aporta, y que podamos depender de forma saludable de lo que nos ofrece. Existen personas que pueden iniciar relaciones, pero confiar en poder permitirse necesitar al otr@ les aterra y les lleva a abandonar y reiniciar relaciones con mucha frecuencia o bien a tener tal autosuficiencia que no quieren implicarse en ninguna relación por el miedo a depender. 

-Confiar en él/ella. Si no sentimos confianza, la confianza de poder ser nosotros mismos, de que el otro sea auténtico con nosotros, siempre estaremos en relaciones "falseadas", es decir, relaciones donde se hace un teatro que impide la verdadera intimidad. A veces es más sano ser honesto y responsable y poder abordar cuestiones de intimidad, emociones y sentimientos aunque sean dolorosos con nuestra pareja, que mantenerlos suprimidos y bloqueados. Tampoco hace falta un exceso de sinceridad en cuestiones que sabemos que pueden dañar al otr@, pero si ser capaces de abordar sentimientos y cuestiones profundas que atañen a nuestra relación con el fin de mejorarla, comprenderla y alimentarla.

-Estar agradecid@s con lo que nos aporta. Saber valorar en el día a día todo lo que la otra persona hace por el bien de la relación y por nosotros, siempre añade un plus de valor y de ganas de recompensar a nuestra pareja.

-Saber perdonar y pedir perdón. Todos nos equivocamos, cometemos errores. Si en algún momento hemos fallado, nos hemos enfadado con nuestra pareja o nuestra pareja nos ha fallado, lo más sano es poder admitirlo, rectificarlo, hablarlo y sobre todo pedir perdón. Sólo de este modo uno tiene confianza en poder seguir junto al otr@ pase lo que pase, ya que existe esa capacidad saludable de reparación que nos permite confiar.

-Mantener un ideal común como pareja. Mirar al futuro de forma conjunta, con ilusiones, sueños, metas, cumpliendo con nuestros valores como pareja nos ayuda a comprometernos más y establecer un vínculo más intenso. Los retos son importantes tanto a nivel individual como a nivel relacional y cumplirlos con una pareja ayuda a incrementar el sentido vital de la relación y experimentarla como rica y emocionante a diario.



Bibliografía: Relaciones amorosas, normalidad y patología. Kernberg (1995).